Rogelio Pineda Meléndez, Director Ejecutivo de Fundación Heres
rogelio.pineda@fundacionheres.com
Las empresas familiares están dominando las bolsas y mercados internacionales. Una clara muestra de ello es la recomendación que el año pasado hizo uno de los principales bancos mundiales, Credit Suisse, que afirmó que las compañías cotizadas en bolsa en que la propiedad familiar concentra al menos el 10% del capital tienden a comportarse mejor que las empresas con una base accionarial más diversificada.
Pero, hoy en día, crear riqueza conlleva ciertas responsabilidades sociales cuyo cumplimiento beneficia la buena imagen de las empresas. Lo confirma el hecho de que el 62% de las empresas cotizadas tienen interés por integrar la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) en sus estrategias de negocio, porque consideran que repercute positivamente en su negocio.
Las empresas familiares son el motor de la economía y principal creador de empleo en el sector privado en México. Pero la forma de hacer negocios y de dirigir las empresas está cambiando y las empresas ya no responden solamente ante los accionistas, sino también ante la sociedad en general. Por ello se hace necesario abogar por la RSC como estrategia a largo plazo y una gran oportunidad para que las empresas familiares puedan fortalecerse en el mercado.
La Responsabilidad Social Corporativa (RSC) se entiende como la integración voluntaria, por parte de la empresa, de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y sus relaciones con sus interlocutores. Una empresa socialmente responsable cumple plenamente sus obligaciones jurídicas y se propone ir más allá invirtiendo en el capital humano, el entorno y las relaciones con los interlocutores.
Se considera que la RSC tiene que ver con una visión del negocio que mira a más largo plazo y que incorpora en la gestión valores como la ética, la transparencia y la responsabilidad hacia la sociedad. Quizás la principal duda a la hora de afrontar la Responsabilidad Social es su compatibilidad con los valores de la empresa. Pero todo indica que será cada vez más difícil crear valor, riqueza y empleo sin tener en cuenta la RSC. Por ello no se tiene que ver como un gasto, sino como una inversión a largo plazo que afecta positivamente a la rentabilidad final de las empresas, hecho que la convierte en una sólida ventaja competitiva.
La ética, el buen gobierno y las buenas prácticas de las empresas familiares constituyen la base sobre la cual se decide y promueve la RSC. El antes mencionado estudio del IEF destaca que el buen gobierno es la base de la implantación de la RSC en las empresas familiares y que puede tener origen en tres colectivos:
– los gestores de la empresa, que entiendan que es necesario para la competitividad de la compañía;
– el Consejo de administración;
– la Familia Empresaria.
Para incluir la RSC entre los valores y visión de la empresa, el órgano de gobierno más adecuado es el Consejo de Familia, ya que es el responsable de sintonizar las ambiciones personales, los valores y los intereses de la Familia Empresaria. En este sentido el Consejo de Familia sirve de vínculo entre la familia, el Consejo de Administración y la dirección de la empresa y debe potenciar el interés de las futuras generaciones en sus valores.
Pero el órgano al que corresponde liderar la implementación en la estrategia de RSC es el Consejo de Administración. Este órgano tiene que revisar, orientar y aprobar las estrategias generales, incluidas las que hacen referencia a las responsabilidades sociales que voluntariamente adquiera la compañía. También debe establecer las actuaciones de carácter social, ético y medioambiental de la empresa y ha de determinar las políticas de información y comunicación con los accionistas, los mercados, organizaciones no gubernamentales y la opinión pública.